En El Mundo nos lo cuenta con detalle.
Lo que me llama la atención es que habla de los hijos, no de los padres. Es importante porque, a diferencia de los demás, se afocaliza en los hijos.
"Ya perdí a un hijo así, manipulado, y no voy a perder a otro: debo proteger a Daniel y lo voy a hacer"
Quico Alsedo, que de esto sabe bastante, nos muestra este terrible relato.